domingo, 15 de abril de 2012

El paso del tiempo.

Tras este parón vacacional inevitable aprovechando la semana santa, ha llegado la hora de volver al trabajo, a la rutina y a ese conjunto de hecho sucesivos entre sí que marcan nuestro día a día por el paso de la vida pero que cuando llegan otra vez después de un período de descanso, todo el mundo se queja y nadie ve con buenos ojos el hecho de tener que madrugar, estudiar, trabajar y volver a ponerse en marcha.
Por eso en un arrebato de positividad desbordante he pensado que tal vez si pienso y miro como la vuelta al trabajo como algo duro, costoso y pesado tal vez haga que todo sea más difícil y menos agradable. Tal vez debemos mirarlo por otro punto de vista, es decir, durante el poco tiempo que queda para que llegue el verano, cuando nos fallen las fuerzas o sentimos que no podemos seguir, podemos alimentarnos de los recuerdos del pasado cuando eran tiempos mejores o por lo menos éramos algo más felices. Si recordamos momentos en los que la sonrisa era el presente, tan vez enter nostalgia, melancolia, y ganas de que esos tiempos regresen a nosotros, recobraremos fuerzas para poder seguir.
Desde el lunes paasado, han habido exámenes, deberes, trabajos, comidas familiares y u nsin fn de obligaciones que van llegando indiscriminadamente sobre mí. Por eso escribo esta entrada ¿por qué? Por que de esa manera hago constar que cuando me fallen las fuerzas para lo que me queda por pasar en la recta final se me haga mas llevadero.
Se acercan un futuro de estrés, de nervios y de selectividad que marcará un futuro.
¿Cómo enfrontar lo que cae en a penas un mes a todo estudiante de segundo de bachiller que están preocupados por su futuro? Ante todo con tranquilidad, relajación y evitar nervios de cualquier tipo debido de que estos últimos solo nos pueden jugar malas pasadas. Está claro que es difícil mantener la calma en situaciones así pero sin duda alguna sería la opción mas acertada.
Ahora, mejor me centro en esos recuerdos que tienen que alimentar mi estado de ánimo (con el tema selectividad y finales, ya les dedicaré alguna otra entrada cuando estén las fechas más próximas)
Empecemos con un repaso a la Semana Santa, entre las comidas típicas, las procesiones, las indispensables lluvias, y la desconexión parcial de la rutina, ha habido tiempo de cine.
Rec3 y todos los días de mi vida. Sorprendetemente antes de verlas; tenía claro que la primera de ellas sería una película similar a sus antecesoras con el mismo nombre, grabada con cámara única, utilizando vesión nocturna, historia de miedo, sangre y gore, pero por el contrario no fue así. Había sangre, zombies, pero también una historia de amor, imagen de mejor calidad eso sí respetando la historia base de la saga.
Por otro lado, todos los días de mi vida, me la esperaba como la película más romántica, apasionada, nostálgica y sumamente ñoña del año pero no, definitivamente no. Le falta algo, queda un tanto en el aire. La historia era dulce, bonita y tal vez sí tenía el ingrediente de ñoñez que una servidora buscaba en la película pero definitivamente tras hablar con gente que también la ha visto, las opiniones son similares. ¿Será eso un hecho significativo?

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